
Dos apuestas diferentes, pero con un punto en común: la exhibición de las grandes desigualdades sociales presentes en los países latinoamericanos. Presentadas en el Festival de Cine Iberoamericano de Huelva, ambos largometrajes son una demostración de que el sentido del humor no está peleado con la crítica social.
Entre las bondades del Séptimo Arte está su gran capacidad de hacer catarsis y de reflejar la problemática social desde muchos puntos de vista y también, géneros.
Muestra de ello son dos películas presentes en la 40º Edición del Festival de Cine Iberoamericano de Huelva que con distintos tonos y universos, hablan de las diferencias sociales tan arraigadas en las sociedades latinoamericanas.
"Casa Grande", del director brasileño Felipe Gamarano Barbosa, nos adentra en la vida de una familia de clase alta de Río de Janeiro. En una mansión enorme y aséptica conviven un padre cuyas inversiones en la bolsa se desploman, una madre puritana que vive preocupada por las apariencias, una hija adolescente a quién sus padres no escuchan y el hijo mayor, Jean, también adolescente y en quién sus padres tienen puestas todas sus expectativas. Ante la falta de cercanía con su padre, el mentor sexual y confidente de Jean es el chofer de la casa y una de las dos chicas de la limpieza, Rita, es en quien Jean encuentra el cariño y la cercanía que no tiene en casa.
Al comenzar a emerger los problemas económicos al que se enfrenta el padre, el chofer tiene que ser despedido y Jean es obligado a salir de la burbuja de privilegios en la que vive y abrir los ojos a otra realidad: la de un Río de Janeiro exuberante, inmenso y mucho más complejo de lo que hasta el momento había imaginado.
Una historia entrañable, plagada de momentos que le arrancan una sonrisa al espectador y que consigue mostrar con sutileza cómo en algún momento, las clases sociales, por más distantes que parezcan, siempre se tocan y se necesitan.
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